Muchos son los intereses económicos detrás de una tragedia aérea
Por: William Dugarte
@williamdugarte
Volar es la forma más segura de transporte, está estadísticamente comprobado y cada año mejoran los sistemas en la aviación. Fabricantes, diseñadores, explotadores, operadores, empresas e instituciones involucradas cada día aportan a la seguridad de los vuelos con tecnología e ingeniería, normas y leyes, capacitación y entrenamientos, todo para que día a día sean reducidos los márgenes de siniestralidad o incidentes en la tan creciente y demandada industria de la aviación.
Muchos de estos cambios surgen de la misma siniestralidad en la industria; los resultados de las investigaciones de los accidentes aéreos son irónicamente uno de los factores más contribuyentes en las mejoras de la seguridad. Las recomendaciones que son elaboradas en los informes finales son tomadas a nivel mundial y distribuidas a toda la comunidad aérea tal como se ha previsto en los convenios de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI), teniendo como fin aplicar los cambios que eviten la repetición de la tragedia.
Aun así, están los accidentes aéreos rodeados por un impacto mediático y social en cualquier parte del mundo donde ocurran, su trascendencia no tiene fronteras y cuando se trata de accidentes de líneas aéreas comerciales que involucra grandes pérdidas de vidas humanas se convierten en una tragedia que llega a toda la colectividad.
Paralelamente, un accidente aéreo es un impacto económico para los actores involucrados (Línea Aérea, Fabricante, Propietario y empresas involucradas en la aviación), indudablemente es allí donde la tragedia humana, también se convierte en una cuestión de economía.
Cuando un avión se siniestra, la línea aérea ve su primera perdida económica inmediata que es el propio casco de la aeronave, seguido está el impacto en la comunidad de pasajeros que mermará en sus ingresos ante el siniestro con una disminución en su demanda, esto debido al aspecto psicológico que surge sobre su seguridad; seguidamente y como primera medida, se suspenden algunos vuelos, incluso cabe la posibilidad de suspensión de rutas tras una evaluación de las aeronaves o flota involucrada en el siniestro, lo que significa más pérdida de ingresos,
Aunado a esto, la aerolínea debe invertir recursos en publicidad para levantar su imagen ante la comunidad, por otra parte se ve severamente sometida a cambios dentro de sus políticas operacionales que tienen un gran impacto económico, la posibilidad de sanciones por la autoridad aeronáutica o el Estado si es el caso, inversión en letrados o abogados para hacer frente a todos los procesos legales que provengan del accidente, y por ultimo el pago de la indemnización por casos de muerte o lesión de pasajeros, que aunque cuente con pólizas de seguro que ampare estos casos, en muchas ocasiones no logran cubrir en su totalidad.
Más allá de la pasión por la aviación, toda aerolínea comercial nace producto de un interés económico, respondiendo a una necesidad de demanda o servicio; ninguna está interesada en perdidas de dinero y ninguna persona inicia un vuelo para siniestrarse. A las líneas aéreas les conviene evitar este tipo de catástrofes que terminan sucediendo por una cadena de eventos de infortunios, inobservancias, negligencias o violaciones que realmente van mas allá de una intensión, pero que no exonera la culpa ni su responsabilidad; al final la tragedia es algo que todos quieren evitar, pues mientras para unos se trata del riesgo de pérdidas de vidas humanas, para otros dentro de la tragedia es una cuestión de economía, donde nos queda la eterna reflexión: Todo lo que se destina a seguridad debe ser considerado una inversión y no en un gasto. Invierta en seguridad sino opta por una crisis.
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